Para quienes comenzamos a movernos en este mundillo de la escritura, con esfuerzo y humildad,
abrir la exigente sección de críticas de una revista literaria como Librújula son palabras mayores (y da un poco de vértigo, también). Pero cuando te emparentan
“en la forma de contar” con pesos pesados como
Jon Bilbao, Manuel Moyano o Ángel Olgoso y ven en tu estilo
“la tensión interna que impregna los relatos de Sara Mesa”, las palabras mayores se convierten en gigantes.
El escritor y crítico Diego Prado realizó una generosa lectura de mi trabajo, rescatándolo de entre la marabunta de novedades que llenan las librerías a diario. “Hay en estos cuentos reflejos de los grandes maestros del género, pero Abad ha sabido encontrar ya su propia voz”, escribe el crítico. Los que saben de esto dicen que hallar la voz propia es la clave del juego, así que imagino que vamos por buen camino.